Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con deslumbrante maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en la gran https://larissavuxo605223.theobloggers.com/45065684/cómo-el-cabezazo-de-zidane-cambió-la-final-del-mundial-2006